"Lo esencial es la contingencia. Quiero decir que, por definición, la existencia no es la necesidad Existir es estar ahí, simplemente; los existentes aparecen, se dejan encontrar, pero nunca es posible deducirlos. Creo que hay quienes han comprendido esto. Sólo que han intentado superar esta contingencia inventando un ser necesario y causa de sí. Pero ningún ser necesario puede explicar la existencia: la contingencia no es una máscara, una apariencia que puede disiparse; es lo absoluto, en consecuencia, la gratuidad perfecta. Todo es gratuito: ese jardín, esta ciudad, yo mismo. Cuando uno llega a comprenderlo, se le revuelve el estómago y todo empieza a flotar... eso es la Náusea”. (De “La Náusea”). J. P. Sartre


La huella es siempre huella finita de un ser finito. Puede por tanto desaparecer ella misma. Una huella imborrable no es una huella. La huella inscribe en sí misma su propia precariedad, su vulnerabilidad de ceniza, su mortalidad. He intentado sacar todas las consecuencias posibles de este axioma tan simple, en el fondo. Y hacerlo más allá o más acá de una antropología e incluso de una ontología o de una analítica existencial. Lo que digo de la huella y de la muerte vale para todo «ser vivo», para los «animales» y los «hombres». 

DERRIDA

última en proceso

120 x 100
                               

Pinturas de varios años

Reflejo, 70 x100
               
Chica, 60x 40
               
Geo, 100 x 70
               
 Interior, 80 x 60
             
 Espectros, 49 x 75
               
Adriana, 100 x 100, díptico
               
Ciudad, 100 x 120
               
Recuerdo, 94 x 68
               
 Tormenta, 60 x 50
               
Gato 2, 100 x 120
               
La máscara, 80 x 100
                 
Salón primavera, SAAP, mención, 50 x 70